Como si fuera poco, subí a la montaña donde yacía un bello destello, desde mi habitación siempre se veía como un gran sueño, quise saber de dónde venía pues allí me convertiría en anzuelo, los anzuelos caza almas que compre ayer en la farmacia son dorados y combinan con la magia de la luz que sale de la montaña.
Suelo decir, yo seré el ángel de la guarda quien absorberá tu energía, para que las caras demacradas que se te acerquen no te sientan, seré la voz que te dirá que te pasará, la sombra que presiente a tu lado, soy quien te eleva y te da calor, las alas que te alejan de todo lo ruin, quien te da tranquilidad, quien te aleja de las malas influencias y caídas al vacio. Soy lo que cuando se te acerca te produce escalofríos.
Pocas valen lo que yo, sal de ese lodo y ven a bañarte en mi cálida fuente yo soy quien no quiere que te quemes en el infierno, más bien soy quien te protege de las llamas del infierno sin quemarme, siempre pagando saltos largos, marco paz en tus peleas.
Soy quien te da luz de mil colores, y quien en cualquier parte está.
Soy la puerta abierta y el lugar seguro. Soy la paz para muchos, la agonía para miles.
Mar que moja, sol que quema, salte afuera y mira hacia arriba quizá me encuentres fría.
Pero eso no es todo, lo mejor debería venir ahora, que tal si me alcanzas y me abrazas.
El reflejo de tu alma se ve en tu sombra, la sombra que de mi destello oscura se ve, no clames tanto a mi director, vivo en una orquesta, orquesta de ruidos y chillidos, no me ves por el humo que divaga ante tus ojos, el precio de tu vida está detrás de tu disfraz. Disfraz de mil colores, pero ¿qué es esto? Mascaras aferradas sin consuelos siempre preguntándome por qué del sexo me alimento…
Entre un eterno destello, busco una respuesta para no verte marginado, la bondad se convierte en lujuria, y la avaricia está llena de cobardía. Y como si fuera mucho mi plan divino siempre falla. Tu a mi lado siempre callas, te alimentas del silencio frio que me apaga.
Las mansiones y riquezas te pesan tanto como bloques de hierro, mi destello te abandona y tú sigues esperando una respuesta de mi director de orquesta.
Hombres que se matan en mi nombre, me dividí en dos para causar calma y desencanto, ese desencanto que se instalo en mi cuarto, siempre voy callada con un silencio eterno y sin vergüenza.
Pero qué hay de la misericordia, ¿siente alguien compasión de mí? Me escondí detrás de la montaña que desde mi ventana a lo lejos vi, bajando suave muy suave, oscura me convertí, Marisol es mi nombre, combinación fatal para el hombre.
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